Carta enviada a la espera de ser publicada por El Mercurio “Economía y niños”
Señor Director,
El presente gobierno quiere impulsar una ley de aborto. Más allá de rechazarla por constituirse en un atentado a la vida del que está por nacer, es lamentable también observar cómo se desconoce su impacto económico. Resulta que la caída en la tasa de natalidad en Chile ha sido tan fuerte que la cohorte de niños hasta 4 años ha disminuido desde aproximadamente 1.5 millones en su peak a mediados de los 90´s a 1.27 millones en la actualidad, o 230.000 niños que no llegaron a nacer, y para los cuales 230 colegios hoy existentes no serán ni siquiera necesarios. Aún más, la población sobre 65 años se duplicó desde 0.9 millones a 1.8 millones en igual período.
Frente a estos antecedentes de envejecimiento de la población, en que Chile va incluso más rápido que el promedio mundial, la respuesta natural debería ser justamente la contraria a la señal que se quiere dar, incentivando el nacimiento de niños. Peor aún, el debilitamiento del núcleo familiar que se genera con este tipo de políticas torna más frágil también su capacidad doméstica de aseguramiento en salud e ingresos y aumenta de esa manera la carga que el Estado deberá de alguna manera soportar.
En resumen, se está frente a una política que va contra la vida y contra el desarrollo económico de largo plazo al perder gradualmente la vitalidad de la juventud y se hace más difícil la capacidad financiera del Estado de afrontar en salud y pensiones, como último garante, un proceso demográfico de inversión de la pirámide poblacional que ciertamente no es natural.
¿Por qué no mirar la vida positivamente?
Manuel Cruzat Valdés