Respuesta a Colbun por columna Diario Financiero

Señores Lectores,

A raíz de la columna fechada el 28 de abril de 2009 publicada en el Diario Financiero  ¨Precios de Electricidad en Chile y USA¨ del señor Carlos Abogabir Ovalle, gerente de asuntos corporativos de Colbún SA, entidad que participó en el cuestionado proceso de licitaciones eléctricas del SIC, creo que es útil aportar lo siguiente:

 

El problema de los precios de las licitaciones eléctricas es que son extremadamente altos y no compatibles con niveles competitivos. La diferencia total entre energía y potencia supera los US$ 30 por MWh si comparamos nuestro caso con Estados Unidos, diferencia que va a permanecer más o menos estable durante 15 años a partir del 2010, dado que un 75% de la energía contratada ya está fijada en términos reales.

Por otro lado, tratar de justificar tal diferencia porque un insumo como el carbón sería más barato en Estados Unidos porque se produce internamente, es simplemente un error conceptual. Sus productores van a vender el carbón a aquel precio que iguala al de importación o de exportación, considerando los costos marginales de transporte respecto de las alternativas. ¿O alguien cree realmente que el carbón de Isla Riesco de la Región de Magallanes va a ser vendido a precios muy inferiores a la alternativas importadas, para igual poder calórico, por el mero hecho de ser chileno y estar más cerca?

Aún más, el precio total por energía eléctrica a nivel de generación de US$ 57 por MWh en USA – comparables con los US$ 92 por MWh en Chile, que nacen de sumar los US$ 77 por MWh por energía licitada más los olvidados US$ 15 por MWh por potencia – se obtiene del promedio de 6 centros transaccionales de energía en dicho país para períodos peak durante el mes de enero 2009. En otras palabras, se toma como referencia un escenario más costoso que el promedio de todo el día, que también tiene períodos fuera de peak, haciendo la comparación incluso más benevolente para el precio licitado. Si se quiere usar un período más largo y con mayor cantidad de observaciones, se puede considerar el último año informado 2007, en que el 98% de la generación eléctrica total americana promedió US$ 57,1 por MWh. Como referencia, ese año el barril de petróleo promedió US$ 66 por unidad. En otras palabras, si se observan las series de precios tanto a nivel de generación como de distribución, se podrá constatar que los valores a nivel de generación fluctúan alrededor de US$ 50 por MWh consistentemente, no por un mes, sino por años o décadas, en que ciertamente uno no puede de manera seria suponer que la industria de generación eléctrica perdió permanentemente recursos o que fue subsidiada por alguna entidad benefactora del carbón. Al final del día, las condiciones competitivas de costos terminan y han terminado imponiéndose.

El problema nuestro de las tarifas eléctricas es de fondo y una redistribución anual por un período de hasta 15 años de cifras cercanas a los US$ 1.680 millones desde los consumidores a los generadores no es aceptable. Su justificación en el costo de desarrollo de nueva capacidad y no en transacciones reales lleva a equívocos. No sería extraño, incluso, que dichos cálculos internos del costo de desarrollo de nueva capacidad proyecten precios para todos los insumos energéticos absolutamente fuera de equilibrio. Si siguen proyectando, por ejemplo, precios del petróleo entre US$ 130 y US$ 140 por barril, por los próximos 10 años, cuando sólo 2 veces dicho valor ha llegado a los US$ 100 por barril (1980 y 2008) y con una duración de sólo un año por el impacto contractivo que ello significaba en la economía mundial, entonces es posible llegar a estos precios desorbitados por MWh. Pero el país no tiene por qué pagar las consecuencias de dichas erradas proyecciones ni tampoco condenarse en sus perspectivas de desarrollo por el hecho que las licitaciones se hayan dado en términos no competitivos. Tarde o temprano estos contratos van a tener que ser revisados, por el bien de todos.

Saluda atentamente a Ustedes,

Manuel Cruzat Valdés

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