Posteo breve “Demografía, inviabilidad de sistema de reparto y empleo de jubilados”
A propósito de la discusión previsional, vale la pena observar bien este cuadro poblacional de Chile. Al año 2030, el grupo mayor de 65 años, con 3.37 millones y en fuerte carrera ascendente, va a superar a aquel menor a 15 años, con 3.31 millones y que cae más lentamente. La población entre 15 y 64 años ya tuvo su peak en el año 2022 y viene cuesta abajo…
Es por esta esencial razón que los sistemas de reparto, sostenidos por impuestos sobre el trabajo de la población decreciente en edad de trabajar, son insostenibles. No hay porcentaje del sueldo a cotizar de la población empleada que resuelva este problema demográfico. Las cuentas de capitalización individual, junto a la PGU proveniente de rentas generales del estado, sí responden a este patrón demográfico.
Ahora bien, el capital humano de aquellos nuevos entrantes en las actuales edades de jubilación es muy valioso y por ello no tiene sentido, para ellos y para el país, que dejen de crear riqueza tan pronto. Una política pública pro empleo de jubilados sería establecer que pasada la edad de jubilación – que en rigor debería aumentarse en función de mayores expectativas de vida – las personas recuperasen total flexibilidad en sus decisiones de empleo y quedaran exentas de impuestos a la renta, así como exentas las empresas de costear imposiciones previsionales. De esta manera, todos los ingresos por trabajo post jubilación entrarían directo “a la vena” de los jubilados, complementando sus pensiones formales y facilitando enormemente su permanencia en el mercado formal del trabajo.
Ganan ellos por sentirse parte de un país en desarrollo, ganan sus pensiones con este complemento y gana el país que no desaprovecha un capital humano ya formado y en perfectas condiciones de seguir aportando bajo un ambiente de flexibilidad total.